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    | - El Manifiesto - Jarchas - Cancionesjudeoespañolas - Rut-  Nada te turbe - Noche obscura del alma - Viaje a mi infancia - Tánger - Jornada estival en el zoco - Shantiniketan(Morada de paz) - -  La oración de Taízé - El valor de la amistad - Ceuta Ciudad Im-posible- | 
  
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                            CUATRO  CULTURAS         
                    
                      
                        "A mi hermana" 
                
                  
                    
                      
                        
                                 Supongamos que hablamos de la ciudad de  las «Siete Colinas»…o de una  ciudad abierta  de par en par a la encrucijada de caminos entre Europa y África; o tal  vez,  de un  pueblo asomado, al mismo tiempo, a la  aventura  infinita del Océano,  y a la belleza antigua del Mediterráneo. O,  finalmente, y si acaso dudarais, supongamos que hablamos de la ciudad de las  «Cuatro Culturas»; y ahora sí, ahora no podréis   dejar de sentir en el corazón que estamos hablando de una ciudad anclada  en la profundidad de la Historia, y a tiro de piedra de nuestro presente.  Compañeros, compañeras de este entrañable  encuentro de Culturas, suponed, como ya habéis supuesto, sabed, pues  es seguro que   ya habéis adivinado que estamos hablando de Ceuta….¡Ceuta! ¡Ceuta! ¡Ceuta!...
 Mi pueblo y el tuyo, nuestro pueblo y el de  todos….
 Al amanecer, a levante, el sol   levantará  su cara de fuego aún  tibia, y nos iluminará    la  mañana, golpeando con sus rayos los acantilados y los pinares verdes del Monte  Hacho. La ermita de San Antonio resplandecerá, y San Amaro, aún durante un  tiempo,  quedará envuelto en la umbría de  los pequeños senderos que jalonan la subida.   Rocío y rosas. Y agujas verdes de los pinos. Y zarzas, y cañaveral, y  chumberas… y sobretodo, amigos, en estos momentos, poned atención, y sentiréis  como  os  llega, como os alcanza, sin apenas daros cuenta,   el   silencio interminable de Dios…
 Desde el minarete de una mezquita llama el  mohacín a la oración, los fieles se descalzan, y en señal de desnudez y pureza  interior  rezan  sus oraciones…
 En la sinagoga el pueblo hebreo lee las  Sagradas Escrituras…
 En sus templos lo hindúes alaban a Brahmā,  Vishnu,  y  Shivá   o recitan en el Gītā,   las enseñanzas de Krishna  y su discípulo Arjuna.
 Y a la vez,  desde el campanario de una iglesia, suelta sus  tañidos de bronce una vieja campana…convocando a los cristianos a la Santa  Misa.
 «Cuatro Culturas», cuatro religiones en una  sola ciudad para todos. Amistad y tolerancia; libertad y sabiduría;  paz y esperanza  para los hombres y mujeres de esta ciudad  afortunada y única. Cuatro Dioses diferentes, pero que sin embargo, al final de  los tiempos, en la hora definitiva de la reconciliación de lo hombres y de los  pueblos: sólo prevalecerá    un sólo  Dios Padre de amor, de verdad y de compasión. Dios está en nuestro interior,  extendamos, pues, las manos, y como sus hijos sintamos Su fuerza. Dios nos  ayudara a resolver nuestras diferencias, y pondrá  cordura a    nuestros pensamientos. Confiemos  en Él, y la esperanza albergara siempre en nuestros corazones….
 Al atardecer, a poniente, el sol ira  cayendo su cara de fuego tras las montañas del Atlas. La Mujer Muerta, ¡belleza  y roca desnuda!,   se pintara de  morado  en un cielo de rojo obscuro  agonizante. El mar del Estrecho cesará un momento su oleaje, la brisa aguardara  nuestra señal, y cuando el lucero de la tarde se  asome tímido en la  esquina del cielo, Ceuta, como un farol  en la noche, nos iluminara el alma más  allá  de nuestros recuerdos y de nuestras  tristezas…
 ¡Ceuta! ¡Ceuta! ¡Ceuta!...
 Mi pueblo y el tuyo, nuestro pueblo y el de  todos….
 ¡Ceuta, en nuestro  corazón y en nuestra  alma para siempre…!
      En Cádiz, 16 de noviembre  a las 1824h. de 2007                     
                    Manuel  Castillo  Sempere
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   JARCHAS   
                            
                              1 Vayse meu corazón de mib,Ya Rab, ¿si se me tornarád?
 ¡Tan mal mi doled li-l-habib!
 Enfermo yed, ¿cuándo sanarád?
 
                            
                              2 ¿Qué faré yo o qué serád  de mibí?¡Habibi,
 non te tolgas de mibí!
 
                            
                              3 Garid vos, ay yermanelas,¿cóm´contener é meu mali?
 Sin el habib non vivreyu
 ed volarei demandari.
 
                            
                              4 Com si filiolo alienoNon más adormes a meu seno.
 
                            
                                Cancionero y Romancero Español  -Dámaso Alonso   | 
  
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   CANCIONES  JUDEOESPAÑOLAS      
                            
                              1  Ya salió de la mar la  galanaCon un vestido al1  y blanco.
 Ya salio de la mar.
     Entre la mar y el ríonos creció un árbol de bembrio2.
 Ya salió de la mar.
     La novia ya salió del baño,el novio ya la esta esperando.
 Ya salió de la mar.
 Entre la mar y la arenanos creció un árbol de almendra.
 Ya salio de la mar.
 Judeoespañol de Salónica. ____ 1    al:   de color de rosa2    bembrio:   membrillo
   
                            
                              2     La novia destrenza el pelo;se desmaya el caballero.
 ¿Quién lo ira a buscar?
 ¿Quién lo ira a buscar al novio?
 ¿Quién lo ira a buscar?
     Nubes andan por el cielo,agua iban revertiendo.
 ¿Quién lo irá a llamar?
 ¿Quién lo irá a llamar al novio?
 ¿Quién lo irá a llamar?
     Que mis amores ya los tengo.¿Quién los irá a llamar?
  Judeoespañol de Melilla 
                            
                                3     Ya traemos la vacaCon los cuernos dáljabaca3
 para bodas.
 ¡Ay qué lindas y que bodas!
     Ya traemos al carneroY con los cuernos dásero4
 Para bodas.
 ¡Ay qué lindas y que bodas!
     Ya traemos la vacaCon los cuernos de oro y plata
 para bodas.
 ¡Ay qué lindas y que bodas!
  Judeoespañol de Larache ________ 3   d` aljabaca:   de albahaca.4   d` asero: de acero
   Cancionero y Romancero EspañolDámaso Alonso
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 RUT 
            
              
                
                  
                    
                      
                          Noemí le dice a Rut:     -«Mira,  tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios; vuélvete tú como ella».(Rut  1:15). Rut le responde:
 -«No te  empeñes en que yo te deje, ni que me vuelva en pos de tí:  porque adonde quiera que tú fueres, iré yo; y donde tu morares, moraré yo; tu  pueblo es mi pueblo y tu Dios es mi Dios». (Rut 1:16).
 -«Donde mueras  tú, allí moriré y seré sepultada yo. Que Yavé haga esto y aun añada si no es la  muerte la que nos separe a ti y a mí». (Rut 1:17).
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NADA TE TURBE   Nada te turbe,nada te espante,
 todo se pasa.
 Dios no se muda,
 la paciencia
 todo lo alcanza;
 quien a Dios tiene
 nada le falta:
 sólo Dios basta.
   
                              Santa Teresa de Jesús (Ávila)  | 
  
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     CANCIONES DE El ALMA QUE SE GOZA DE HABER LLEGADO AL ALTO ESTADO   DE LA PERFECCIÓN, QUE ES LA UNIÓN CON DIOS, POR EL CAMINO DE LA   NEGACIÓN ESPIRITUAL.         
 
 
 
        En una noche obscura, con ansias en amores inflamada,
 ¡oh dichosa   ventura!,
 salí sin ser notada,
 estando ya mi casa sosegada.
 
 Ascuras y   segura
 por la secreta escala, disfraçada,
 ¡oh dichosa ventura!,
 a escuras   y en celada,
 estando ya mi casa sosegada.
 
 En la noche dichosa,
 en   secreto, que naide me veía,
 ni yo miraba cosa,
 sin otra luz y guía,
 sino   la que en el coraçón ardía.
 
 Aquésta me guiaba
 más cierto que la luz de   mediodía,
 adonde me esperaba
 quien yo bien me sabía
 en parte donde naide   parecía.
 
 ¡Oh noche, que guiaste!
 ¡Oh noche, amable más que la   alborada!
 ¡Oh noche que juntaste
 Amado con amada,
 amada en el Amado   transformada!
 
 En mi pecho florido,
 que entero para él solo se   guardaba,
 allí quedó dormido,
 y yo le regalaba,
 y el ventalle de cedros   aire daba.
 
 El aire de la almena,
 quando yo sus cabellos esparcía,
 con   su mano serena
 en mi cuello hería,
 y todos mis sentidos   suspendía.
 
 Quedéme y olvidéme,
 el rostro recliné sobre el   Amado;
 cesó todo, y dexéme,
 dexando mi cuidado
 entre las açucenas   olvidado.
 
        
          
            
              
                
                  
                    
                      
                        
                          
                               San Juán de la Cruz    | 
  
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   CRONICA DE UN ANDALUZ       VIAJE A MI  INFANCIA       El mundo musulmán no resulta indiferente a  la mayoría de los ciudadanos europeos, mucho menos a los españoles, la impronta  que su cultura nos legó en los 700 años que estuvieron en la península, hace  que la mayoría de ellos sienta fascinación hacia ese país vecino, Marruecos,  del que sólo nos separan las 14   millas de aguas del estrecho de Gibraltar;  tan cerca   en distancia física y tan lejano a causa del desconocimiento que la  mayoría de mis compatriotas tienen de él. Cuando un amigo se entera de mis idas  y venidas, me sugiere que le introduzca en ese mundo del que un miedo atávico  hace que  no se atreva a conocer por si  sólo -tema del que podría escribir otro articulo.Soy un viajero  de la   Yebala relativamente novel, pero en tan poco tiempo  he procurado ser asiduo en mis visitas,  porque para cualquier español que ronde el medio siglo de edad, si es andaluz  en mayor medida, descubrir el norte de Marruecos es asomarse a la infancia que  una vez vivimos.
 Opino que los yebalíes son en carácter,  sentido del humor y en la forma de afrontar la vida tan andaluces como los que  estamos en este lado, solo la franja de mar y determinadas vicisitudes  históricas han  hecho que cada uno nos  miremos sólo nuestro ombligo. Mi primera visita a Tánger, ciudad histórica  internacional, ya me señaló que los atisbos de nuestra semejanza eran mas  reales que imaginarios; los olores del zoco a especias, frutas, verduras, carne  y pescados  trajeron a mi memoria  aquellos días, en que tomado por la mano de mi madre, recorría en pantalón  corto y calzado con mis sandalias, el mercado buscando las viandas de diario;  incluso figuras como la del aguador que hoy parecen al turista exótica, eran  comunes en los pueblos andaluces, precisamente teníamos unos parientes que en  aquellos días se dedicaban, entre otros menesteres, a la venta de agua en la  temporada de playa.
 Mis recorridos por Tetuán y sus alrededores  no evocan otra cosa sino los mismos recuerdos infantiles, el bullicio de las  gentes en sus paseos vespertinos; en el Ensanche podrías estar en cualquier  esquina de Cádiz o calle principal de algunas poblaciones andaluzas. Martil y  su  paseo por la “corniche” me hacen  sentir igual que en casa, parece que estoy en Valdelagrana, una de las playas  de mi ciudad natal.
 El paladar es otro de los sentidos que me  retrotraen a mi pasado, el sabor de la leche natural, los dulces y otros  alimentos en Marruecos, no necesitan la etiqueta de calidad que marque ”producto  ecológico” ; el olor del pan recién cocido en el horno nos resulta ya lejano al  lado de los panes congelados, de moda en las ciudades españolas. Un “argaif”  calentito con un zumo natural de frutas es una delicia que echo de menos  cualquiera de mis días laborales.
 El sentido de la amistad aun permanece  intacto ahí  como el que antes  disfrutábamos en Andalucía.  Se cultiva a  diario, en las charlas en torno al café o a un té, sin prisas, desvelando los  trajines cotidianos, alrededor de juegos de mesa o con algún evento deportivo.  A nosotros solo nos quedan los encuentros esporádicos de lo fines de semana con  los amigos, y eso si la situación económica familiar lo permite y da para ello.  En consecuencia, siempre que pueda continuaré viajando a mi niñez.
 
   
                    En Cádiz-Andalucía 
                        "Yahia Sundayson"      | 
  
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 TANGER                                                                 La carretera dejaba atrás  a Cádiz, San Fernando, Chiclana, El  Colorao, Conil, y dejaba ver a lo lejos los molinos blancos de Vejer.  Pasada la Barca, una calzada lleva hasta el pueblo de pescadores de Barbate. Y  decir barbate, es decir Atún de almadraba; y artes de jareta; y traíñas de  patrones osados arrojados a la mar desde niños; y salabares colmados de  sardinas, de boquerones, de jureles… izados a bordo desde el copo. Decir Barbate  es hablar del mar y la pesca como destino, como algo que se sabe y se siente,  incluso, antes de nacer….La laguna de la Janda aparece entre los  lentiscales, añorando su lamina de agua azul que un día los agrónomos se  llevaron y sólo en época de grandes lluvias vuelve a asomarse al otro espejo  que azul le devuelve el cielo. Tahivilla con sus cigüeñas y su prado de poleo  violeta a la derecha; y a la izquierda subiendo por su montaña, Facinas. Una revuelta,  otra, y ya se nos revela imponente, lleno de verdor y manchas parduscas, el  macizo de Bolonia. Más tarde, la duna que se agiganta desde el mar, ora se  adelanta y amenazadora parece querer abrazar, con sus brazos de arenas cálidas,  los desnudos troncos de los pinos; ora, llegado   a su momento más álgido  de  dominio, se detiene, besa a las primeras agujas de las ramas y se vuelve suave,  abandonada,  hacia la playa…
 Tarifa, aparece incólume, blanca, de  piedra, con el castillo de Guzmán “El Bueno” marcando, con sus altas almenas  guerreras, el aire cargado de agua-cielo de alguna nube pasajera de vendaval.  Tarifa adelantada al Estrecho, como queriendo alcanzar con la luz de su faro  las cumbres altas del Atlas. Tarifa amurallada   y antigua, tendida a los vientos y a las corrientes sin apenas darse un  respiro, un descanso. Sí; Tarifa entregada a los vientos y a las corrientes que  lamen como un perro  las rocas y el limo  de su litoral…
 El Isla de Mallorca, da su pitada de salida  y larga el último cabo; el capitán desde el alerón grita: «¡10º a estribor, 20º,  toda!»;  yo, al uso de la mejor tradición  marinera, repito: «¡10º a  estribor, 20º,  toda!»; dado la revuelta al muelle del Gas-oil, se oye: «!A la vía!, :  «!A la vía! -repito; y nada más alcanzada, otra vez la voz del capitán, como un  trueno, clama: «¡10º a babor, 20º, toda!»; repito la orden y meto toda la caña  a babor, y el buque, blanco y majestuoso como una gaviota,  saluda al muelle del Santo  lamiéndole el resbalaje de su punta. ¡A la  vía!, vuelve desde el alerón a bramar el “Viejo”,   ¡A la vía! -repito... ! A la vía! -vuelvo a  repetir cuando el ángulo de timón señala la orden. Y el  Isla, una vez sorteado el escollo de  la roca   de las Palomas,   arrumba, como un  pájaro liberado de la jaula,  a la ciudad  que hasta el año 56 del siglo pasado fuera la ciudad internacional por  antonomasia: Tánger.
 Mar azul, azul obscuro, como copiándose de  la negrura de la hondura  abisal. Espumas  blancas que la proa abre a su paso a modo de surco en la amplitud grande,  abierta, de las aguas del Estrecho. Nada se detiene, todo cambia. Mirada que  mira y sin embargo sólo sueña y siente la melancolía de otro momento, que como  este, también cruzaba el mar  de  Norte  a Sur, y también era azul, azul  obscuro…La nave cruza esta herida abierta   al Atlas, a los continentes, a los océanos… La brisa es de poniente y  acaricia con su frescor a los viajeros asomados en las regalas de las  cubiertas. Los viajeros alargan su vista hasta punta Malabata, hasta cabo  Espartel, después el vacío inmenso del Oeste: el mar, el océano, el infinito  añil… El timonel atiende al rumbo marcado; el capitán columbra ya la boya del  bajo del Almirante y la ensenada de Tánger se abre, transida, ausente, irreal; pintada,como en un cuadro de Vincent Van Gogh,  de rojos, azules y amarillos...
 Tánger, Tánger, Tánger…Tánger como una dama  enamorada. Tánger abierta a un mundo  de  aromas, imágenes  y sonidos infinitos:  alejados de la realidad   y sumergidos en  los cuentos de Las mil y una noches. Tánger magrebí, Tánger  internacional, Tánger llegada de África entre el murmullo de palabras de amor…  Tánger amante y amada…
 Quién puede sustraerse a su  caricia y al susurro en la noche de un verso,  casi un beso, un beso enamorado…
 Puerta de Bab el Bahr, la puerta del  mar;  calle de la Marina que corre  desposada junto a la  Gran Mezquita, Zoco  Chico: balcones,  bullicio, pregones,  alegría, alguna mirada atrevida, juego de damas, pequeñas terrazas y té  verde con yerbabuena; descanso y tiempo casi sin horas… hasta mañana, que  volverá como ayer a perderse por la azoteas… Cuesta arriba de la calle Siaghin,  con gente que nos acompaña y otras que bajan anhelando el frescor de las aguas  del puerto. Y por fin como un espejismo inalcanzable, el Zoco Grande. Una  plaza grande, abierta, verdadero corazón de la ciudad, donde la palabra mercado alcanza aquí su máximo esplendor. Yo me he sentido conducido por las  callejuelas de la Medina, como con una necesidad, como si me apuntaran al oído,  hasta llevar  mis pasos al espectáculo  inefable de esta plaza, que como un corazón latiente inunda a Tánger con la  llamada de sus latidos.
 Qué puedo decir y contar que ya no se haya  dicho y contado… Sin embargo diré que el sentimiento poético  pareciere que   quedó allí guardado para siempre. Las frutas y verduras habían  conquistado aquel recinto y su fragancia, esparcida en el aire como una copla,  hacía cautivos a los distraídos curiosos que aquí y allá trataban de recoger en  sus pupilas los tintes y las formas de los objetos que allí se exhibían.  Las frutas apiladas en los puestos formaban  pirámides cuyos colores daban forma a un    arco iris singular y único. Naranjas y manzanas que el sol hacia reverberar  como soles. Frutas de la primavera y el verano: peras, ciruelas, cerezas,  damasquillos, nísperos, higos, melones, sandias…uvas; uvas grandes, pequeñas,  verdes, moradas, negras, doradas, transparentes… Carnes, pescados, mariscos,  eran vendidos  en los puestos del  interior del mercado con generosidad. Todo estaba expuesto y todo podía ser  comprado, incluso aquellas semillas de amapolas  que para el sueño recomendaba aquel tendero  entrañable y sabio, que lucia un cocodrilo disecado como dintel de su  farmacia de yerbas mágicas.
 Y para el recuerdo, como una estampa  definitiva, atávica, atemporal… la figura enigmática  del aguador. Qué cambio alquímico se produce  en ese agua, que cuando el aguador te alcanza el cuenco, el agua ya no es agua,  sino borbotones de la fuente mágica del alma antigua de este pueblo…
 El Isla de Mallorca, a la orden de Diego,  su mejor Capitán, hizo sonar su tifón, y el buque como un animal dormido, se  desesperezó, cobró las amarras y   empezó  lentamente a separarse del muelle. Los vendedores ambulantes de artesanía y suvenires,   aún con los brazos llenos con su género,  nos dieron el último adiós. Al rato, pasada la punta del espigón, Tánger,  se fue difuminando hasta fundirse en el  horizonte en una mancha morada…
       En Cádiz, a  12 de junio de 2009   
                    
                      Manuel Castillo Sempere                                                                     | 
  
  
  
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   JORNADA ESTIVAL EN EL  ZOCO       Al alba aquí el cielo pasa del azabache al  blanco, sin margen para el azul. Un medio día enorme que empieza por la mañana.  Enseguida se propagan la luz y el calor. Una extraña exaltación se apodera de  la criatura y la impele a la acción, al movimiento; es decir a la vida.Cupido es moreno, cegado por el sol; acaso,  ya no acierta con sus flechas. La   Afrodita negra, pintada de alheña, sonríe en el zoco entre  sorbos de té y manojos de hierbabuena. Una marea de cuerpos gira sobre la  medina: ¿restos de antiguas trashumancias?, ¿ritos ancestrales? Hombres,  mujeres, niños, animales. La desorientación grata que procuran los callejones  curvos, ligeramente ensombrecidos en sus recovecos, incitan a no se sabe bien  el qué. Murmullos quedos, tropezones suaves. Miradas de connivencia, atrapadas  al azar; derroche de guiños imprecisos. Insistencia feroz de los viandantes: “¿Si  o si?”
 En el cafetín suena machacona la música “raï” entre volutas azules y mesas desvencijadas con mandiles celestes. Allí, una galería... se ofrece a la vista. Imperturbables, heréticos; suspendidos en el  tiempo. Envueltos en chilabas rayadas. El parchís es su mándala. Desde su  distancia cósmica contemplan el mundo que otrora habitaron y desprecian a los  duendes de la carne y la ilusión que danzan entre la multitud ofuscada,  embriagada de soles.
 A la hora justa, cuando los rayos flamígeros del astro rey se han  tornado verticales, el almuecín levanta su voz cansina y convoca a la oración; insiste: «No hay más dios que Dios…» A su conjuro los fieles se ponen en camino a  la mezquita que asoma su minarete entre las azoteas blancas rematadas por  buganvillas rojas. En un instante largo pondrán la cabeza en tierra y mirando  al levante exclamaran: «¡Perdóname mi Señor!» Para enseguida  reintegrarse al vértigo mundano.
 En estas horas todo movimiento requiere  doble esfuerzo y hasta meramente respirar fatiga. Quien puede se retira a la  sombra fresca del hogar, no lejos de la fuente, come y departe con los suyos  antes de entregarse a una siesta reparadora, benéfica, merecida.
 Con la tarde y la brisa, que no viene de  ningún mar y no por ello menos fresca, todo se despierta y anima. Recomienza el  medineo con ímpetu. Como una ligera premura que no alcanza a la prisa se  instala en el gentío que finge marchar a alguna parte sin hacerlo a ninguna. En  la calle se está, no se pasa… Puestos de flores donde reina el azahar,  pirámides de aceitunas y limones confitados, dátiles de Túnez, perfumes de Árabia,  higos secos, especias… Hornada vespertina: el aroma del pan caliente; churros,  fritangas, dulces… «¡Hachiran rial, hachiran rial!», claman los voceros. «¡Rigalo! ¡rigalo! ¡rigalo!», apostilla la competencia en la acera de  enfrente. Todos los deleites y sugerencias inimaginables para el paladar, el  olfato, el oído, la vista y hasta el tacto: una orgía para la sensualidad.
 Se ha colado la noche sin sentir y sin  crepúsculo, sólo avisa de su llegada el alumbrado callejero; farolas y  candiles; el ritmo no decrece, la animosidad y algarabía tampoco… ¿Nunca  acabará la jornada?
 La luna africana luce melocotón y guiña  asintiendo en el cielo azabache.
       En el Magreb,  16 de Junio de 2009                     
                      
                        Amal 
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 SHANTINIKETAN        Los  más grandes maestros de la India antigua, de nombres imperecederos, vivieron en  el bosque. En la orilla umbría de algún   río sagrado  o de algún lago del  Himalaya, hacían su altar de fuego, apacentaban su ganado y cultivaban  el arroz silvestre y las frutas para su  alimento. La naturaleza  era su  hogar  y el de sus esposas y sus hijos; y  en su seno, meditaban sobre los problemas más hondos del alma, haciendo  objeto de su vida la unidad  del alma con toda la creación y la comunicación  con el ser supremo. Sus discípulos se  congregaban a su alrededor  y así  recibían sus enseñanzas sobre la vida inmortal, en el lugar  de la verdad, de la paz y del alma libre…
     II  …Después, tuve una visión de la plenitud de  vida interior alcanzada por la India   en  el solemne apartamiento de sus  bosques, cuando el resto del mundo comenzaba apenas a despertar. Comprendí  claramente que la India se había abierto y ensanchado, durante muchos siglos,  el camino que conduce a una vida más allá   de la muerte, mucho más alta  que  esta idealización del egoísmo político y esta codicia insaciable de la  acumulación. La voz me llegó en la lengua veda, desde los ashrams* del  pasado, y me decía: «Venid a mí, como los ríos del mar, como los días y las  noches al completarse de su ciclo anual. Demos y enseñemos la verdad en medio  de la luz resplandeciente. No nos peleemos unos con otros. Vayan derechos  nuestros pensamientos a su bien supremo».                                                  Rabindranath Tagore
     III     Habían cesado apenas las voces de los  estudiantes que, después de la cena, se iban a los dormitorios, cuando, en el  silencio,  se elevó un cántico. Era un  grupo de muchachos, quienes, cada anochecer, antes de retirarse a dormir,  cantan una canción del poeta. Se acercaron lentamente  a nuestra casa, y luego se fueron, y la  música  se iba alejando, hasta apagarse.  Descendió el silencio, como las sombras   a un monte con estrellas, y comprendí entonces por qué se había puesto a  aquel lugar el nombre de Shantiniketan. Sin duda, era aquella una Casa de Paz.   IV     Luego asistí a la ceremonia del templo,  abierto por todas partes al aire y a la luz. Los muchachos  con sus chales de colores, estaban  sentados unos en los escalones  de fuera y otros  en el suelo de mármol blanco, y parecían  meditar. Tras una oración inicial, en bengalí, todos salmodiaron  a una un verso sánscrito, que te terminaba  así:             Om Shnti, Shanti, Shanti -Om Paz, Paz, Paz-. No olvidaré esta oración en  sánscrito, que oí cantar por vez primera a los muchachos de Bolpur. Quisiera  que me fuese posible conversar  la  frescura de las primeras impresiones, porque el solo sonido de aquella oración  sería entonces, para mí, una inspiración sin fin. Pero no puedo ya describir mi  estremecimiento al escuchar aquel cántico que ascendía en el fresco aire  matutino, llenándolo solemnemente  con  las notas del anhelo juvenil.El templo no tiene imagen, ni altar, porque  el Maharshi Devendranath Tagore, fundador del ashram, quiso que en Shantinketan  no fuese adorada imagen alguna ni permitido el menor predominio de ningún credo  religioso. «Sólo se adorará allí al invisible Dios único; y se darán las instrucciones  para la reverencia, la alabanza y la  contemplación del Creador y Mantenedor del mundo, que sean fuentes de buenas  costumbres, de vida religiosa y de hermandad universal»
   
                    
                      
                        
                          
                            
                                  
 
                    
                      
                        
                          
                            
                              V
 «Sólo se  oía en el silencio, el canto del pájaro…»       Como he dicho las clases se daban al aire  libre cuando era posible, y no son necesarios complicados muebles ni aulas.  Cada muchacho se trae a ellas una esterilla para sentarse y el maestro se  sienta bajo un árbol o en la galería de un dormitorio. Este trabajo al aire  libre  tiene inmensas ventajas, porque  mantiene frescos los entendimientos para su apreciación de la Naturaleza.  Recuerdo que, dando una clase, me interrumpió, de pronto, un muchacho,  llamándome la atención sobre un pajarillo   que cantaba en las ramas  que  había sobre mí. Dejamos la explicación y escuchamos hasta que el pájaro  termino. Era la primavera. El muchacho que me había interrumpido, me dijo: «No  sé  qué siento; no puedo decir  lo que siento cuando oigo cantar  a ese pájaro». Yo tampoco  pude decírselo. Lo que si puedo asegurar  es que mis alumnos aprendieron más de aquel  pájaro  que con todas mis  enseñanzas,  y algo que no olvidarían  ya en la vida. En cuanto a mí, se me abrieron  los oídos y, durante varios días sentí cantar a los pájaros, como nunca los  había sentido.Los muchachos tiene gran afición a las  flores, y a veces ese levantan mucho antes de salir el sol, para ser los  primeros  en coger alguna nueva flor  de dulce perfume; y las tejen en guirnaldas  para los maestros o para el poeta.
                                                                                                       W. W. Pearson      | 
  
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                            LA ORACIÓN DE TAIZÉ «A  Juan, como Pablo,  abierto a los  gentiles…»   El pequeño  sagrario se encuentra en penumbra; sólo alguna vela de luz rojiza, tenuemente,  parpadea y lo alumbra. Hoy es viernes, día de la oración en común;  y al punto,   los bancos van siendo ocupados por los  orantes de la parroquia de Juan*. En el centro, en el suelo desnudo,  algunos jóvenes se arrodillan, otros toman asiento en unos diminutos bancos, y  algunos, después de descalzarse,  inclinan  sus piernas y se recogen de  una manera natural…En el  silencio, se oye la voz del primer canto. Los versos de Teresa van cayendo en  el alma, como cae al pasto el roció.
 ♫Nada  te turbe,nada te espante,
 todo se pasa.
 Dios no se muda,
 la paciencia
 todo lo alcanza;
 quien a Dios tiene
 nada le falta:
 sólo Dios basta.♫
 De nuevo el  silencio, y al momento, «O Christe Domine Jesu», suena en todos  nosotros, con el frescor de un arroyo de montaña…Y más tarde; «Mi alma se  reposa»; y luego: «Dona la pace Signore»; y «Alleluia»;  y «Magnificat»; y «En nuestra  obscuridad»;  y «Christus resurrexit»;  y «Laudate  omnes gentes»; y «Confitemini  Domino»; y «De noche iremos»….Cada palabra, cada  voz, pareciera que tocase las teclas de un instrumento alojado en los más  profundo de nuestro ser, dejándonos  a  nuestra suerte, abandonados  en los  lejanos bosques  de nuestro sentimientos…  Cada palabra, cada voz, pareciera, como aves mensajeras, querer entregarte el  conocimiento y el significado de la verdad de las cosas… Sin embargo, ya no son  palabras, ni voces, son ya otra cosa… Son sentimientos puros que irrumpen en  nosotros hasta sentirnos partes de otra realidad,  de otra sensibilidad, de otro ser… Somos  partes de un corazón infinito, inabarcable, donde el  yo se extingue  y nosotros habitamos en Él. Somos, en nuestra  ingenuidad, sin percibirlo, sin  apenas  darnos cuenta,  unas gotas en el ancho mar  de Dios…
 El último  canto se apaga como se apaga también  el  susurro de la hojarasca al cesar la brisa; y al acabarse  los cantos  se abre un nuevo silencio…
 Y el silencio  concluye  y se abren las peticiones…
 Señor, pedimos  para que se acaben las guerras… Ruega por nosotros y escúchanos. Señor,  pedimos por María, para que sane de su enfermedad… Ruega por nosotros y  escúchanos. Señor, pedimos por los pobres y por los necesitados… Ruega  por nosotros y escúchanos. Señor, te pedimos  para que   cada día la tolerancia habite entre nosotros… Ruega por  nosotros y escúchanos. Señor, te pedimos –no sé si realmente lo pedí o fue  solamente un susurro en mis labios- por aquellos que aún teniendo de todo,  están solos y no encuentran el bálsamo de tu mirada… Ruega por nosotros y  escúchanos…
 Silencio…
 Los cantos se  renuevan…
 Y vamos  repitiendo las estrofas como un mantra antiguo, que al oírlo, perdiésemos la  memoria y sólo perdurase en nosotros: la calma, el reposo, la paz…
 Cesan los  cantos y  la herida del silencio toca su  campana para advertirnos que ha terminado nuestra  meditación. Los orantes, en sosiego, quizás  algo transformados por la oración, van saliendo de nuevo al mundo que durante  una hora había quedado en suspenso.
 ¡Oh, Cristo,  Señor Jesús!… Y el Sagrario, lugar de oración donde los haya, quedó mudo,  al modo como  decía  Juan de la Cruz: «Quedéme y olvidéme,
 el rostro recliné sobre el Amado;
 cesó todo, y dexéme,
 dexando mi cuidado
 entre las açucenas olvidado».
   
                      En Cádiz, a 28  de junio de 2009   
                    
                                                                                            Manuel Castillo Sempere   ________ * De Juan puedo decir: que me acogió siendo un gentil,  y jamás pretendió cambiarme, sino que muy al contrario, con su acostumbrada  tolerancia, respetó mis creencias…; que me enseñó a sentir la oración...; que  atendió mi soledad en ocasiones…; y sobretodo, todavía,  a pesar de los años transcurridos, voy a  visitarlo, en señal de amistad, alguna que otra vez…     | 
  
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                                ELVALOR DE LA AMISTAD... 
 Algunas veces encuentras en la vida  una amistad especial: ese alguien que al entrar en tu vida la cambia por completo;
 ese alguien que te hace reír sin cesar;
 ese alguien que te hace creer que en el mundo existen realmente cosas  buenas;
 ese alguien que te convence de que hay una  puerta lista para que tú la abras.
 Así, que inevitablemente, ese alguien,  es una amistad eterna...
 
 Si   encuentras tal amistad, y  te sientes feliz y llena de gozo:
 entonces no tienes nada de qué preocuparte;
 tienes una amistad para toda la vida,
 ya que una amistad eterna no acaba nunca, no tiene  fin...
   
                        En Madrid, a 16 de julio de 2009 Mari Carmen Villanueva 
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 .jpg)                                                       CEUTA, CIUDAD IM-POSIBLE  I
 «A Hamido Abselam  Mehdi, magrebí y paisano, con el cual comparto plenamente su sueño de sueños  de   las “Cuatro Culturas”…»
     Si en  los años setenta la población magrebí se encontraba en una franja entre el 10 y  el 15 por ciento de la población; ahora, actualmente, cuarenta años después, en  el año 2013, puede que haya alcanzado a la mitad  del censo. De tal manera que Ceuta ya no es  aquella urbe donde la ciudadanos  predominantes era cristianos y oriundos de  España; ahora, la población musulmana, llegada de la vecina Marruecos, ha  igualado a la primitiva y establecida en esta capital desde hace seis siglos,  concretamente, desde que en el años 1415 los portugueses desembarcaran en sus  playas y la conquistaran “manu militarí”. Siempre ha habido una confusión –interesada  o no, no lo sé- entre los conceptos: cristiano y español; y musulmán, moro* o  marroquí. La mayoría de la población musulmana es de origen marroquí, pero su  nacionalidad es española, con lo cual no debería de cuestionarse algunas  desconfianzas que atan y lastran la convivencia de nuestra ciudad de tal manera  y de forma  tan evidente, que pueda  pensarse que la viabilidad de entendimiento de las dos comunidades fuera, llegado  un punto, del todo imposible.
 Sin embargo, existen dificultades y hechos  constatados que hacen nada fácil esta convivencia. Entre los hechos constatados  que hacen que la “desconfianza” sea  un sentimiento generalizado entre la población, se encuentra la continua  reivindicación del reino de Marruecos a que Ceuta pase a formar parte de su  territorio. Quizás esta reivindicación pese demasiado en el subconsciente de  los ceutíes y haga que la larga  mirada a  su futuro y al de sus hijos se vea enturbiada por un  paisaje donde el pintor no acaba nunca de  mezclar sus  mejores colores para dar  término a su trabajo en su mejor lienzo…
 En los años sesenta, en la Puntilla, llegó la familia de Mogtar, Amín y  Hamido, y nosotros, los muchachos de aquella barriada, nos relacionamos con  ellos con la normalidad que los muchachos, a esa edad,  suelen tener…Y recuerdo que algunas tardes,  Amin, se sentaba en el poyete de su casa, encendía el transistor y buscaba la  emisora donde daban el “Hit Parade” con la canciones del momento que, en mi  recuerdo, “Baby, Come Back” de The Equal, llegaba a los primeros puestos.  Y   puedo apuntar que ellos fueron   mis amigos de juegos, y que Amín y yo fuimos muchos domingos al  Casinillo de Hadú, a bailar los primeros bailes…
 Y esta convivencia que se daba entonces se  me antoja que hoy ya no se da. Y al preguntar a algunos jóvenes, ellos me dicen  que cada comunidad, salvo casos contados, sólo se relaciona entre personas de  la misma comunidad… Y pudiera ser que si las diferentes comunidades no se  integran y se entretejen entre ellos en un solo tejido que, les auné y les dé  la suficiente tolerancia para ejercer una convivencia más allá de sus culturas  originarias, entonces no podrá haber  un  futuro esperanzador para el modelo de ciudad que deseamos para Ceuta.
 La”multiculturalidad” puede ser un concepto muy hermoso acuñado expresamente para la convivencia de  los seres humanos que conviven en una sociedad con diferentes culturas. Sin  embargo, puede ser utilizado como una trampa, como un engaño, por lideres  fanatizados de la religión que, a su resguardo, captan para sus ámbitos a  ingenuos fieles que, desconocen, que  a  través de mesiánicos mensajes sus mentes van a ser dirigidas y  desposeídas de la capacidad de pensar, dejando  al libre albedrío como algo residual  en la conducta ordinaria de su  comportamiento como ser  humano.
 Cuando leo a diferentes articulista y  observo las posiciones tan diferentes que mantienen, se me antoja que el grado  de agresividad  y vehemencia  que practican   les hacen descarrilar  de la  realidad del día  a día; yendo a  problemáticas pueriles y que dejan las  cuestiones principales del lado del ya desaparecido “limbo”. Mas les valieran  que aparcaran sus diferencias y se aprestaran a colaborar entre ellos para que  toda la ciudadanía se sintiera acogida por las Autoridades Publicas; y  propiciada para generar una tolerancia que hiciese posible un acercamiento de  culturas que fuese nuestro propio acervo cultural y nuestras propias señas de  identidad; pues he de decir que lo magrebí y lo hispano, se amalgama en nuestra  capital de tal manera, que ha favorecido un mestizaje que nos hace diferentes y  característicos dentro de nuestro propio país.
 He de abundar en este mestizaje porque  llevo  cuarenta años fuera de Ceuta, y mi  impronta la ejerzo fuera de mi ciudad y la ejerzo con total plenitud y con  total responsabilidad, tanto -no hace falta añadir más-, que a algún mal  intencionado de turno, con frase fácil, le he tenido que aclarar las ideas de  manera contundente…
 Si dejara entrever  lo que mi corazón siente, dijera que no soy  optimista con lo  que el futuro prevé  para nuestra localidad; sin embargo, no hay que bajar las manos y dejarse  llevar por el desánimo. No; no cabe el desánimo…. Ceuta, se merece el modelo  único  de tolerancia que pretendemos y,  que se encuentra en nuestro memoria pretérita, la incorporación a nuestra  identidad  de las diferentes culturas que  se manifiestan en nuestro municipio.
 No cabe duda, por tanto, que en  Ceuta  no cabe ningún tipo de fanatismo  venga de donde venga. Pues el fanatismo es la antítesis de nuestra capital, de  nuestra tradición de ser habitada por magrebíes, fenicios, cartagineses,  romanos, vándalos, visigodos, bizantinos, árabes, portugueses y castellanos. No  cabe el fanatismo en nuestro territorio, no cabe, no… Digan, hablen, apunten lo  que quieran y deseen… Pero Ceuta es tierra de libertad, tierra de África donde  la palabra y el pensamiento tienen alas para volar hasta los verde  pinos del Hacho y los altos picos de la Mujer  Muerta…
 Ceuta es tierra de libertad, hemos dicho y,  por tanto, no vamos a permitir que ninguna religión, ni ningún fanatismo, ni  ninguna determinada política, no quite la palabra de la boca y podamos gritar:  ¡libertad, libertad, libertad…! Libertad como seña de identidad que habita en  nuestras almas,  y que se columbra allá  en el horizonte donde se allegan nuestros sueños personales y nuestros sueños  colectivos de ser un pueblo, un pueblo como otros de España…
     Cádiz, a 3 de marzo de 2013                                                           Manuel Castillo Sempere ________*   Moro: Para mí no tiene sentido peyorativo, me lo han llamado algunas  veces por ser de Ceuta; sin embargo yo les he apuntado: “Miren para la Alambra  de Granada; miren para la Giralda de Sevilla y sus Alcázares; miren para la  Alcazaba de Málaga y Almería. Miren y pueden que encuentren sus señas de  identidad en ellos… Pues la ignorancia y la estupidez no pueden darse en mayor  grado que, en  aquel que no se reconoce  así mismo, y en su propia historia.
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