Apuntes de la vida


- Los niños de la Junta - El tren de la vida- Todo un clásico - Felicidad, ¿después - Los hijos son como los barcos - Recordando a Santana - El reflejo de tus actos - No te rindas...-

- Cuando la Solidaridad nace del corazón- No se es superior a nadie - Lecciones de la vida -

 

                                                                  

 

LOS NIÑOS DE LA JUNTA                      

   “La vida de los niños que nacieron en la década de los 40 en la Junta”   

 

    La verdad es que no sé como pudimos sobrevivir. Fuimos una generación especial, lageneración de la post-guerra. Nos pasamos nuestra infancia y juventud esperando. Teníamos que esperar dos horas de “digestión” para (según nuestras madres) no morirnos en el agua, cuando ni hacíamos digestión porque apenas comíamos, esperar por si había “postre” (palabra moderna) y el “postre” siempre era traerle un cubo de agua del chorro de las barraquillas a tu pobre madre para fregar los platos en el barreño y lavar la ropa en la pila de piedra de la azotea. Nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la comunión, y los dolores se curaban esperando. Esperábamos a ser mayores para traer unas perras a casa y poder ayudar a comer todos los días, y lo que más esperábamos, tener suerte en la vida.
    Mirando atrás, es difícil creer que estemos vivos. Nosotros no teníamos vacaciones ni viajábamos, todo lo más nos montaban en el viejo autobús con asientos de madera para ir “al centro”, y no sufríamos lo que ahora está de moda “síndrome del turista”.
    No tuvimos una habitación para nosotros, ni cómodos colchones ni frascos de medicinas con tapa a prueba de niños. Algunos andábamos en bicicletas viejas sin freno y por supuesto sin casco. No había parques infantiles, los columpios lo hacíamos nosotros mismos y eran de madera astillada o de hierro con las esquinas en pico, jugábamos para ver quien era el más bruto, pasábamos horas construyendo carros con viejos rodamientos para bajar por la cuesta de Ibarrola y solo cuando nos dábamos el porrazo descubríamos que deberíamos haber puesto una suela de alpargata a modo de frenos.
  Jugábamos siempre en la calle, era lo normal, si llovía jugábamos en los charcos y tu madre te curaba los resfriados con una sopa caliente y a la cama con tres mantas, luego estabas una semana limpiándote los mocos con la manga de la camisa y no pasaba nada, nos deslizábamos monte abajo detrás de las barraquillas sobre un cartón o un trozo de tabla, salíamos de casa por la mañana, jugábamos y hacíamos gamberradas todo el día, y sólo volvíamos a casa cuando teníamos hambre o se hacía de noche, nadie podía localizarnos “gracias a Dios no había móviles”, nos rompíamos los pantalones por el tercer o cuarto remiendo que tenían y a veces los dientes y no había  culpables, nos habríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada, eran cosas de niños y se curaban con agua y algún que otro punto, nadie a quien culpar, sólo nosotros mismos. Tuvimos peleas y nos “esmorrábamos” unos con otros y aprendimos como superarlo, nunca supimos lo que era un psicólogo ni falta que nos hacía, si acaso el médico de casa de toda la vida y al temido practicante “Quintana” que hervía la jeringuilla antes de clavarnos sin ningún miramiento la aguja más grande que tenía.
  Comíamos dulces (pocos) pero no éramos obesos, (nadie es obeso pasando hambre), si acaso alguno era gordo y punto, compartíamos botellas de refrescos (kis) o lo que se pudiera beber y nadie se contagió de nada. Nos contábamos los piojos en el colegio y nuestras madres lo arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente.
    Quedábamos con la pandilla y salíamos, si acaso ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos, jugábamos a las chapas, al rescate, al pañuelo, las bolas, a los “boquetes” al fútbol “a pelote” en el llano de los chinos y en el de las yerbitas o en plena carretera con la pelota de Pepito al que le teníamos que hacer la “pelota” para no enfadarle porque se llevaba la pelota fastidiándonos el estreno de unas alpargatas nuevas a las que previamente le habíamos quitado los clavos que traía dentro sujetando la lona.  En fin tecnología punta.
   Nos “colábamos” hasta la cocina en cualquier casa para beber agua (sobre todo en casa de Mariquita) sin pedir permiso porque todo se hacía sin maldad.
Íbamos de cacería; lagartijas y pájaros, con trampas de alambre, sin ningún miedo y con la ilusión de los críos de entonces, también íbamos de pesca a la isla para coger lapas y cangrejos, algo teníamos que comer.
   En los juegos de la escuela, no todos participábamos en los equipos (los que no teníamos pantalón de deportes ni calzado apropiado) no lo hacíamos, tuvimos que aprender a lidiar con la decepción. Algunos estudiantes no eran tan espabilados como otros y repetían curso… ¡Qué horror, no se habían inventado los exámenes extra! no había primaría ni EGB ni profesor de apoyo, ni tonterías, solo la escuela con un maestro su “palmeta” y su disciplina cuartelera, si el maestro te calentaba era porque “algo habías hecho”, siempre tenía razón y si no la tenía tu padre se la daba terminando de calentarte, los colegios no solían tener recreos y eran de mañana y tarde, tu madre no te llevaba ni te recogía del colegio como ahora, tu hacías el recorrido solo, y de camino a casa soñando con el medio bollo de pan con aceite de la merienda, lo más corriente era llegar “descalabrao” porque te habías peleado con alguno del barrio de las latas, en fin que no teníamos ningún tipo de protección.
   Los veranos lo pasábamos en la playita que había detrás de los pabellones, llena de alquitrán, sin toallas, cremita protectora ni sombrillitas, unos en calzoncillos y otros desnudos, con lo que era normal coger una insolación y llenarte de ampollas.
Jugábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles el culo y no en un chat como ahora diciendo “: )” “:D” “:P”.
   Tuvimos libertad, ilusiones, sueños imposibles, amoríos juveniles, fracasos, muchas decepciones, algo de hambre, mucho respeto por nuestros mayores y más tarde mucha responsabilidad, tuvimos que trabajar duro desde niños y aprendimos a crecer con muchas carencias y ganas de comernos el mundo.
  Por todo esto, no te extrañe que ahora los niños súper protegidos, súper mimados y sobrealimentados salgan algo gilipollas. Si tú eres de los de antes…. ¡Enhorabuena! ahora que sabes que éramos supervivientes.

                                                                                      
    Ceuta, 10 de Septiembre de 2009

                                                                                  José Antonio Ramírez Ferrer

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Post-data: Fuimos felices, éramos como una gran familia.

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EL TREN DE LA VIDA

 

      Hace algún tiempo atrás, leí un libro que comparaba la vida con un viaje en tren. Una lectura extremadamente interesante, cuando es bien interpretada.
La vida no es más que un viaje en tren: repleto de embarques y desembarques, salpicado de accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques, y profundas tristezas en otros.
   Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con algunas personas las cuales creemos que siempre estarán con nosotros en este viaje: nuestros padres. Lamentablemente la verdad es otra. Ellos se bajarán en alguna estación dejándonos huérfanos de su cariño y de su compañía irreemplazable.
No obstante esto no impide que se suban otras personas que serán muy especiales para nosotros. Llegan nuestros hermanos, amigos, esos amores maravillosos y el mejor de todos, la compañera que hará el viaje a nuestro lado durante el trayecto más importante de nuestra vida. Aunque lamentablemente tengamos que bajar en estaciones distintas. Al fin y al cabo cada uno hacemos nuestro viaje.
Muchos al bajar, dejan una añoranza permanente… Otros pasan tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon el asiento.
    Es curioso constatar que algunos pasajeros, quienes nos son más queridos, se acomodan en vagones distintos al nuestro. Por lo tanto se nos obliga hacer el trayecto separados de ellos.
No se nos impide que durante el viaje, podamos acercarnos a ellos… Pero lamentablemente, ya no podamos sentarnos a su lado pues habrá otra persona ocupando el asiento.
    No importa; el viaje se hace de este modo: lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperas y despedidas… Pero jamás regresos.
Trataremos de relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno lo mejor de ellos.
El gran misterio, al fin, es que no sabremos jamás en que estación bajaremos, mucho menos dónde bajarán nuestros compañeros, ni siquiera el que está sentado a nuestro lado.
    Me quedo pensando si cuando baje del tren sentiré nostalgia… Creo que sí. Separarme de los amigos que hice en el viaje será doloroso.
Dejar que mis hijos sigan solos, será muy triste. Pero me aferro a la esperanza de que, en algún momento llegaré a la estación principal y tendré la gran emoción de verlos llegar con un equipaje que no tenían cuando embarcaron. Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré con que el equipaje creciera y se hiciera valioso.
Amigo mío, hagamos que nuestra estadía en este tren sea tranquila, que haya valido la pena este hermoso viaje.
    Hagamos tanto, para que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío deje añoranza y lindos recuerdos a los que en el viaje permanezcan.
A ti, que eres parte de mi tren, te deseo un…

    ¡¡¡ Feliz viaje !!!

 

    En Ceuta a 10 de Octubre de 2009  

 José Antonio Ramírez Ferrer

 

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TODO UN CLÁSICO

"En tono humorístico, dedicado a los amantes de la informática”

 

    El año pasado cambié de la versión Novia 7.0 a Esposa 1.0, y he observado que el programa al cabo de un tiempo comenzó con unos procesos inesperados de sub-rutinas, que luego fue a más descargándose un programa oculto llamado Hijo que me ocupa mucho espacio y recursos importantes.
    En el leame.txt explicativo del programa no viene mención alguna a este fenómeno. Por otra parte, Esposa 1.0 se auto instala como residente en la memoria RAM y se lanza durante el inicio de cualquier aplicación monitorizando todas las actividades del sistema.
  Aplicaciones como Cerveza con compañeros 10.3, Noche con Amigos 2.5, o Fútbol Dominguero 5.0, ya no funcionan y el sistema se cuelga cada vez que intento ejecutarlos.
   De vez en cuando se lanza un programa oculto (¿troyano?) denominado Suegra 1.0 que aparece cerrando varios puertos de conexiones, y consigue colgar el sistema, o que esposa 1.0 se comporte de manera totalmente impredecible, por ejemplo, dejando de atender a cualquier comando que introduzco. Tampoco he logrado desinstalar este residente.
    Aparentemente, no puedo lograr mantener a Esposa 1.0 minimizado, al correr alguna de mis aplicaciones favoritas. Estoy pensando en volver al programa anterior Novia 7.0, pero no me funciona el desinstalar.
   ¿ME PODRÍA AYUDAR?.  Gracias.  Usuario afligido.

  RESPUESTA:

 Estimado usuario afligido:
                                       Este es un motivo de queja muy común entre los usuarios. Se debe, en la mayoría de los casos, a un error básico de concepto. Mucha gente pasa de cualquier versión de Novia X.0 a Esposa 1.0 con la idea de que Esposa 1.0 es solo un programa de entretenimiento y utilidades. Sin embargo, Esposa 1.0 es un SISTEMA OPERATIVO  completo, diseñado para controlar todo el sistema. Es muy poco probable que Ud. pueda desinstalar Esposa 1.0 y regresar a cualquier versión de Novia X.0.
   Hay archivos ocultos en su sistema que harían que Novia X.0 emulara a Esposa 1.0, así que no conseguiría nada. Es imposible desinstalar, eliminar, o purgar los archivos del programa una vez instalados.
   No puede volver a Novia X.0 porque Esposa 1.0 se auto instala a su vez en la ROM, la FlasBios, y la FAT32. Lo mismo pasa con Suegra 1.0 que es una aplicación oculta que se instala en la RAM mientras Esposa 1.0 funciona.
   Hay quienes han intentado el formateo a baja resolución para luego instalar los programas Novia Plus o Esposa 2.0, pero terminan con más problemas que antes, (Vea en el Manual, apartado “Precauciones”, “Aplicaciones de Pago de Alimentos y Pensiones” y “Mantenimiento de Hijos”.
    Por otro lado, si se cambia a Novia 8.0 no intente luego pasar a Esposa 2.0 porque los problemas que provoca este nuevo sistema operativo son idénticos o peores, que los de Esposa 1.0. Aunque existen versiones más recientes, Esposa 3.0 o 4.0, son programas reservados a usuarios muy avanzados, de altísimo costo y no son aconsejables para el usuario normal.
   Si todos fallan, es preferible optar por sistemas basados en plataformas (también en el mercado), completamente diferentes como Celibato 1.0 o Maricón v5.3, pero yo le recomiendo que mantenga a Esposa 1.0. Este es un programa muy sensible a los comandos y funciona en modo “protegido contra fallos”.
Esto significa que Ud. deberá asumir la responsabilidad por cualquier problema que se produzca independientemente de su causa, porque el programa siempre considerará que cualquier fallo en el sistema es debido a un mal uso por parte del usuario.
   Uno de los mejores recursos es la utilización del comando C:\PEDIRPERDON.EXE en cuanto se produzca un problema o el sistema se cuelgue. Evite el uso excesivo de la tecla “ESC”.
    Considere la posibilidad de instalar algún software adicional para mejorar el rendimiento de Esposa 1.0. Ya sea original o pirata, le recomiendo Flores 5.0, Joyas 2.3, o en el último caso, Viaje de Vacaciones 3.2.
  También puede usar Simiamor 8.0 o Loquetudigas v9.7. Estos programas son “Shareware” y “Freeware” según los casos, los puedes obtener casi en cualquier sitio y funcionan muy bien como residentes.
   Jamás instale Secretariaconminifalda 3.3, Amiguita 1.1 o Amigotes 4.3. Estos programas no funcionan bajo Esposa 1.0 y probablemente causen daños irreversibles al Sistema Operativo.
   Siento no poder dar solución a su problema pues de tenerla ya la habría aplicado en mi equipo, creo que es un virus troyano muy común y sin solución por el momento, ¡¡¡ así que nos joderemos con las nuevas tecnologías y con los programas defectuosos!!!

 

Ceuta 11 de Octubre 2009

José Antonio Ramírez Ferrer

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PD: Vivíamos mejor con la “OLIMPIA”

 

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FELICIDAD ¿DESPUES?

 

    Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor  después...
    Después de terminar la carrera, después de conseguir trabajo, después de casarnos, después de tener un hijo, y después de tener otro.
    Luego nos sentimos frustrados porque nuestros hijos no son lo suficientemente grandes, y pensamos que seremos más felices cuando crezcan y dejen de ser niños.
    Después nos desesperamos porque son adolescentes, difíciles de tratar.
    Pensamos: Después seremos más felices cuando salgan de esa etapa.
    Luego decidimos que nuestra vida será completa cuando a nuestra esposa o esposo le vaya mejor, cuando tengamos mejor coche, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando consigamos el ascenso, cuando nos retiremos.
    La verdad es que no hay mejor momento para ser feliz que ahora mismo. Si no es ahora ¿cuando? La vida siempre estará llena de luegos, de retos, de después. Es mejor admitirlo y decidir ser felices ahora mismo.
    No hay un después, ni un camino para la felicidad, la felicidad es el camino y es ahora.
    Atesora cada momento que vives. Y atesóralo más porque lo compartiste con alguien especial; tan especial que lo llevas en tu corazón y recuerda que: El tiempo no espera por nadie.
    La felicidad es un trayecto, no un destino.


En Ceuta a 31 de Octubre de 2009

                                                                                              José Antonio Ramírez Ferrer

 

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«Querido amigo Manolo:
                                             Como sabes, la gente de la junta nacimos y crecimos junto al puerto, junto  a los barcos, junto a la mar, mi infancia está repleta de recuerdos de los paseos que daba junto a mi padre por el puerto admirando los barcos. El intentaba explicarme las características de cada uno, era un apasionado de los barcos, yo le escuchaba con admiración.
Desde la azotea de mi pabellón pasaba las horas muertas viendo la entrada y salida del maravilloso espectáculo de nuestro puerto, imaginando las singladuras que harían en sus viajes, soñando con otros puertos, quizás más bonitos que el nuestro pero no más entrañable. Era por aquel entonces el puerto con más transito de toda España. ¡¡Qué tiempos!!
Mi padre era un amante de las cosas de la mar y me enseño lo bella y peligrosa que es esta y me inculco su amor por los barcos. Es por eso que me atrevo a escribir un símil entre los barcos los padres y los hijos.
Amigo Manolo se que a ti también te apasionan las cosas de la mar, en parte por tu profesión, en parte porque tu también creciste junto al puerto. Espero que te guste.»

 

 

LOS HIJOS SON COMO LOS BARCOS

 

    Al mirar un barco en el puerto, imaginamos que está en su lugar más seguro, protegido por un fuerte amarre.
    Sin embargo, sabemos que está allí preparándose, abasteciéndose y alistándose para zarpar, cumpliendo con el destino para el cual fue creado, yendo al encuentro de sus propias aventuras y riesgos.
    Dejando su estela y dependiendo de lo que la fuerza de la naturaleza le reserve, tendrá que desviar la ruta, trazar otros rumbos y buscar otros puertos.
Pero retornará fortalecido por el conocimiento adquirido, enriquecido por las diferentes culturas recorridas. Y habrá mucha gente esperando feliz en el puerto para celebrar sus millas navegadas.
    Así son los hijos. Tienen a sus padres, como puerto seguro, hasta que se tornan independientes. Por más seguridad, protección y manutención que puedan sentir junto a sus padres, los hijos nacieron para surcar los mares de la vida, correr sus propios riesgos y vivir sus propias aventuras.
    Cierto es que llevarán consigo los ejemplos adquiridos, los conocimientos obtenidos en el colegio, pero lo más importante estará en el interior de cada uno, en el timón de su corazón: La capacidad de ser feliz.
El lugar más seguro para el barco es el puerto. Pero no fue construido para permanecer allí.
    Los padres piensan que serán el puerto seguro de los hijos, pero no pueden olvidarse que deben de prepararlos para navegar mar adentro y encontrar su propio lugar, donde se sientan seguros, con la certeza que deberá ser en otro tiempo, un puerto para otros seres (los nietos).
    Nadie puede trazar la ruta de los hijos, lo que sí podemos hacer es tomar conciencia y procurar que lleven en su equipaje valores como: Humildad, solidaridad, honestidad, disciplina, gratitud y generosidad.
    Los hijos nacen de los padres, pero deben convertirse en ciudadanos del mundo. Los padres pueden querer que haya siempre una sonrisa en los hijos, pero no pueden sonreír  por ellos. Pueden desear su felicidad, pero no pueden ser felices por ellos.
La felicidad consiste en tener  un ideal para buscar, y la certeza de estar navegando en mares abiertos con rumbo y marcación hacia ese logro.
    Los padres no deben seguir la travesía de los hijos y los hijos nunca deben descansar en los logros que los padres alcanzaron.
    Los hijos deben hacerse a la mar desde el puerto donde sus padres llegaron y como los barcos, partir en busca de sus propias conquistas y aventuras. Para ello, requieren ser preparados para navegar en la vida, con la certeza de que: “Quien ama educa”.
    ¡Cuán difícil es soltar las amarras y dejar zarpar el barco!…
Sin embargo, el regalo de amor más grande que puede dar un padre es la autonomía.

    ¡¡¡ Buen viento y buena mar, hijos!!!

 

            Ceuta, 20 Noviembre 2009

                       
José Antonio Ramírez Ferrer

 

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                                                                       RECORDANDO A SANTANA

 

 

Amigo Manolo:                                                                                              
                       He leído todos tus escritos pero pasé muy por encima uno de los mejores, me refiero el que dedicas a nuestro perro Santana. Lo vuelvo a leer con toda la nostalgia que me produce el recuerdo de este que fue nuestro querido y fiel perro, el perro que vio la luz en nuestro sencillo y humilde “club de tenis” que montamos en un gallinero. Y me produce un agradable sentimiento el saber el cariño que le tenías.  

    Todo el barrio quería a Santana, el se gano con su alegría el afecto de todos.                                                                   
    Descubro tu dolor por la perdida de nuestro perro, y digo nuestro porque el fue de todos, aunque por circunstancias estuviese más cercano a ti y por lo tanto le tuvieras tanto afecto.                                                                                                                  

     No sabes como te comprendo ya que soy un amante de los animales, pero muy en particular de los perros. Tengo dos en casa y no quiero ni pensar el día que me falte alguno.                                                                                                           

     Es por esto que te quiero dedicar el texto de una vieja canción que refleja todos los sentimientos que algunas personas sentimos por nuestros mejores amigos, los perros, animales que nos dan tantas alegrías, tantos buenos ejemplos y tantos buenos sentimientos sin esperar nada ha cambio.

                                          

           
CALLEJERO
  “Que esta nostalgia provoque      en ti bellos recuerdos ,amigo...”


    Era callejero por derecho propio...
Su filosofía de la libertad...
Juegan a las suyas sin atar a otros,
y sobre los otros no pasar jamás...
Aunque fue de todos, nunca tuvo dueño...
Qué condicionara su razón de ser...
Libre como el viento era nuestro perro...
Nuestro y de la calle que lo vio nacer...
Era un callejero con el sol a cuestas...
Fiel a su destino y a su parecer...
Sin tener horario para hacer la siesta...
Ni rendirle cuentas al amanecer...
Era nuestro perro y era la ternura...
Que nos hace falta cada día más...
Era una metáfora de la aventura...
Que en el diccionario no se puede hallar...
Era nuestro perro porque lo que amamos...
Lo consideramos nuestra propiedad...
Y era de los niños y del viejo Juan...
A quien rescataba de su soledad...
Era un callejero y era el personaje...
De la puerta abierta en cualquier hogar...
Era en nuestro barrio como del paisaje...
Era el callejero de las cosas bellas...
Y se fue con ellas cuando se marchó...
Se bebió de golpe todas las estrellas,
se quedo dormido y ya nunca despertó...
Nos dejó el espacio como testamento...
Lleno de nostalgia, lleno de emoción...
Vaga su recuerdo por los sentimientos...
Para derramarlos por el mar allá donde estés...

 

 En Ceuta, a 17 de Diciembre de 2009

                            

    José AntonioRamírez Ferrer 

           

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  José Antonio, filósofo de lo cotidiano,  yo diría del pueblo…, al filo de la Navidad, me remitió este  pequeño  cuento que sigue  para que se publicara en su página, pero antes, a modo de introducción, me apuntó estas entrañables palabras:

    Hola amigo, hoy quiero mandarte un bonito cuento, en estos días de Navidad en el que todos queremos ser mejores, sin pensar que todos los días del año son un reto para las buenas personas que sienten que las cosas más bellas del mundo no se ven ni se tocan, sólo se sienten en el corazón.»

 

EL REFLEJO DE TUS ACTOS

                                                  “No eres responsable de la cara que tienes, pero                                                     si  eres  responsable  de   la  cara   que   pones”

 

      Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada.
Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa.
    El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subirlas se topó con una puerta semi-abierta; lentamente se adentro en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto habían 100 perritos más, observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos.
    El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas, poco a poco los 100 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los 100 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él.
    Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para si mismo: “¡Qué lugar tan agradable… voy a venir más seguido a visitarlo!”.
    Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio y se encontró en el mismo cuarto.
    Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 100 perritos del cuarto se sintió amenazado ya que le estaban viendo de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir, obviamente vio como los 100 perritos le gruñían a él.
    Cuando este perrito salió del cuarto pensó: “¡Que lugar tan horrible es éste… nunca más volveré a entrar allí!”.
    En el frente de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía: “La casa de los 100 espejos”.
    Todos los rostros del mundo son espejos. Decide cuál rostro llevarás por dentro y ese será el que mostrarás.
    El reflejo de tus gestos y acciones es lo que proyectas ante los demás.

 

   En Ceuta a 21 de Diciembre de 2009  

 

José Antonio Ramírez Ferrer

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                                              NO TE RINDAS…     

 

    No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, acepta tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo.

    No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.

    No te rindas, por favor no cedas. Aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma aún hay vida en tus sueños.

    Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo porque lo has querido y porque te quiero. Porque es cierto que existe el amor.

    Porque no hay heridas que no cure el tiempo. Abrir las puertas quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron.

    Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos.

     No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aun hay vida en tus sueños.

     Porque cada día es un comienzo nuevo. Porque ésta es la hora y el mejor momento. Porque no estas solo. Porque yo te quiero.

      No te rindas……

       Ceuta 4 de Abril de 2010

   José Antonio Ramírez Ferrer 
                                         

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                       CUANDO LA SOLIDARIDAD NACE DEL CORAZÓN

   

     Una niña llamada María, con una enfermedad extraña, su única esperanza era una transfusión de sangre de su hermano de 10 años, que ya había pasado por esa enfermedad y recuperado milagrosamente, así que tenía los anticuerpos necesarios para combatir la cruel enfermedad.

     El doctor le pregunto al niño si estaba dispuesto a donarle la sangre a su hermana. El niño dudo un poco antes de dar un gran suspiro y decir, “Si eso la salva se la daré”. Mientras la transfusión continuaba, él estaba sonriente en su cama al lado de su hermana, viendo retornar las mejillas rosadas de la niña y por contra la palidez de su propia cara, su sonrisa desapareció y con voz temblorosa le pregunto al doctor ¿a que hora empezare a morirme? No te vas a morir, contesto el doctor.

     Siendo solo un niño no había comprendido al doctor, pensaba que le tendría que dar toda su sangre a su hermana y con ello su propia vida, y aún así se la daba.

    Todo un ejemplo. Dar todo por quien amas

 

     Ceuta a 25 de diciembre de2011

                                                                   José Antonio Ramírez Ferrer

 

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                                 NO SE ES SUPERIOR A NADIE

 

    “Durante mi segundo año de carrera de empresariales en la universidad un catedrático muy dado a los exámenes sorpresa, un día que no olvidare nos hizo un examen en el que una de las preguntas me supuso una de las lecciones que más provecho he sacado en mi vida laboral.
    Contesté las preguntas con seguridad, hasta que leí la última "¿Cuál es el nombre de pila de la mujer que hace la limpieza en las aulas?". Pensé que se trataba de una broma. La había visto varias veces pero ¿Por qué y para qué habría de saber yo como se llamaba?
    Dejé en blanco el espacio para responder a las anteriores preguntas, y entregué el examen. Una alumna levanto la mano y preguntó: “la última pregunta del examen cuenta para la calificación”. Indudablemente contestó el profesor. En su vida profesional conocerán a muchas personas. Todas son importantes y merecen su atención consideración y respeto, aunque lo único que intercambien sean sonrisas y saludos.
    Jamás olvidaré esa lección. También averigüé que la mujer encargada de la limpieza se llamaba “Maria”.

 

    Ceuta, Julio de 2012

                                                           José Antonio Ramírez Ferrer

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                                     LECCIONES DE LA VIDA


    En una aldea un alumno llegó a su profesor con un problema:
   -Estoy aquí, profesor, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada.Dicen que no sirvo para nada, que no hago nada bien, que soy tonto y un poco idiota. ¿Cómo puedo mejorar?¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
    El profesor, sin mirarlo, le dijo:
    -Lo siento mucho, joven, pero ahora no puedo ayudarte. Primero debo resolver mi propio problema, tal vez después...
    Y haciendo una pausa dijo:
   -Si tú me ayudas y puedo resolver mi problema rápidamente, quizá pueda ayudarte a resolver el tuyo.
   -Claro, profesor, murmuró el joven.
   Pero se sintió otra vez desvalorizado.
   El profesor se sacó un anillo que llevaba en el dedo pequeño, se lo dio y le dijo:
   -Coge el caballo y vete al mercado. Debes vender este anillo porque tengo que pagar una deuda.Es preciso que obtengas por él el máximo posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro.Vete y vuelve con la moneda lo más rápido posible.
   El joven cogió el anillo y partió.Cuando llegó al mercado empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes.
   Ellos miraban con algún interés, atendiendo al joven cuando decía cuanto pretendía por el anillo. Cuando decía que una moneda de oro, algunos reían, otros se apartaban sin mirarlo. Solamente un viejecito fue amable de explicarle que una moneda de oro era mucho valor para comprar un anillo. Intentando ayudar al joven, llegaron a ofrecerle una moneda de plata y una jícara de cobre, pero el joven seguía las instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazaba las ofertas. 
    Después de ofrecer la joya a todos los que pasaban por el mercado, y abatido por el fracaso, montó en el caballo y regresó. El joven deseaba tener una moneda de oro para comprar el mismo el anillo, librando de la preocupación a su profesor pudiendo así recibir su ayuda y consejos. Entró en la casa y dijo:
    -Profesor, lo siento mucho, pero es imposible conseguir lo que me pidió. Tal vez pudiese conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que se pueda engañar a nadie sobre el valor del anillo.
    -Importante lo que me dices, joven -le contestó sonriente, y continuo-,  primero debemos saber el valor del anillo.
    -Vuelve a coger el caballo y vas a ver al joyero.
    -¿Quién mejor para saber su valor exacto?
    -Pero no importa cuanto te ofrezca, no lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
    El joven fue a ver al joyero y le dio el anillo para que lo examinara. El joyero lo examinó con una lupa, lo pesó y le dijo:
    -Dile a tu profesor que, que si lo quiere vender ahora no puedo darle más de 58 monedas de oro.
    -¡¡58 MONEDAS DE ORO!!, exclamó el joven.
    -Si, contestó el joyero, y creo que con el tiempo podría ofrecer cerca de 70 monedas, pero si la venta es urgente…
    El joven corrió emocionado a casa del profesor para contarle lo ocurrido.
    -Siéntate, dijo el profesor, y después de escuchar todo lo que el joven le contó, le dijo:
    -Tú eres como ese anillo, una joya valiosa y única. Solamente puede ser valorada por un especialista. ¿Pensabas que cualquiera podía descubrir su verdadero valor?
    Y diciendo esto, volvió a colocarse su anillo en el dedo.
Todos somos como esta joya. Valioso y únicos y andamos por todos los mercados de la vida pretendiendo que personas inexpertas nos valoren.
     ¡¡¡Tienes que saber que tu valor es incalculable!!!


      Ceuta, a  Julio de 2012
  
                                                                    José Antonio Ramírez Ferrer

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