Siempre la luz

 

- Presentación - Ser artista de la lucha, artistamarcial - Soledad - La unidad del espiritu I - La unidad del espiritu II - Conversación con un sacerdote Taoísta -

- Guerrero solitario que no está solo - Brevedad - Revelación - Las lagrimas de la sabiduriaLa técnica de la flor de loto - El cuento del tigre y la tortuga -

 

 

 

 

Autores y amigos de «Ceuta en el corazón»:

                                                                         Me llamo Jorge y soy hijo de José Antonio-“Hora et Labora”-. Soy un escritor ocasional al que le gustaría unirse a vuestro grupo, y que  se expusieran algunos de mis  escritos en vuestra Web.
    Cuando era pequeño siempre golpeaba con  piernas  y puños cualquier obstáculo. No sabía muy bien a qué me quería dedicar en la vida pero tenía claro que el espíritu de las artes marciales –a las que me dedico desde que tengo uso de razón- me acompañaría en mi vida –como así ha sido- hiciera lo que hiciese.
    Estudié la carrera de ingeniería informática, pero con el tiempo comprendí que mi vocación se encaminaba en otra dirección, así descubrí el mundo de la sanación y decidí formarme en este campo estudiando en numerosos cursos de Naturopatía (osteopatía, quiromasaje, fitoterapia, herbología ayurveda, reiki, masaje tradicional tailandés, terapia cráneo-sacral) y conseguí aunar mi pasión, las Artes Marciales con mi vocación. La conclusión de mis escritos se deriva de una profunda reflexión acerca de la vida desde el punto de vista de la superación personal, teniendo en cuenta la manera en la que vivimos de acuerdo a nuestro pensamiento, nuestra historia personal y nuestros traumas no resueltos. Dedicarme al mundo de la sanación me ha permitido observar la relación que existe entre nuestros dolores y la forma en la que vivimos y nos vemos a nosotros mismos -mente/razón, emoción/corazón-, y como la filosofía guerrera -arquetipo impregnado en lo más profundo de la humanidad- ayuda a enfocar la vida como una guerra constante dirigida hacia la conquista de nuestros demonios personales, aquellos que nos acobardan y nos hacen encerrarnos en las habitaciones oscuras de la mente.
    Está es la dirección en la que dirijo mis escritos. No es necesario haber practicado artes marciales para entenderlos ya que todas las personas somos luchadores natos que necesitan un rayo de luz, un halo de positivismo que nos ayude a avanzar.
    Muchas gracias de antemano y os mando la dirección de mi blog en donde aparece todo lo que he publicado hasta ahora: www.siemprelaluz.blogspot.com

 

      Jorge Ramírez Diacomanoli
        -Osteópata, Quiromasajista, Herbalista y Profesor de ArtesMarciales

      Director del Centro Darumanur Granada.

 

PD: Me gustaría que estos escritos estuvieran encabezados por esta frase: “Siempre La Luz” Sería mi       identidad en el apartado de “Otros autores.”

 

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SER ARTISTA DE LA LUCHA, ARTISTA MARCIAL

 

    Cualquier persona en su interior -si con voluntad e intención verdadera lo elige- puede llegar a convertirse en un Artista Marcial de Corazón. Un Artista Marcial de Corazón es un Guerrero de la Vida que ha elegido la Senda del Sentir y del Sentirse, que lucha cada día por ser “elástico” y adaptarse a las circunstancias que operan a su alrededor, que decide no seguir dogmas ni doctrinas y atender únicamente a la ley de su espíritu; que batalla en soledad contra sus miedos y limitaciones siendo consciente de que el único enemigo al que hay que vencer está dentro de su templo corpóreo y que actúa con amor y sentimiento en cada uno de los surcos de su mundo.

 

    Granada, domingo 13 de diciembre de 2009 


Jorge Ramírez Diacomanoli

 

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SOLEDAD

 

Soledad no es pasar las horas muertas al abrigo del frío. Soledad no es perder la mirada y encoger el corazón.
Soledad no es sufrir en silencio apartado del ritmo de la vida.
Soledad es la fusión imparcial con todo cuanto nos rodea.
Soledad es añoranza por el lugar de donde venimos y el lugar hacia donde  vamos.
Soledad es sentarse junto a un fuego y verse reflejado en cada llama.
Soledad es todo y es nada.

 

Gtanada, domingo 20 de diciembre de 2009

 

 Jorge Ramírez Diacomanoli

 

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LA UNIDAD DEL ESPIRITU I

 

    El reencuentro desencadena un nivel superior de consciencia; es un saber otorgado por derecho, ese derecho que todo ser tiene para poder ser. El reflejo de la mirada es otra mirada que conforma el alma. Todo cobra sentido y lo pierde al mismo tiempo mientras el amor funde la esencia y esparce luces incandescentes de conocimiento entre las estrellas. Es un proceso de ida y vuelta, como si la verdad descendiera en forma de luz y luego regresara a la Madre, al Padre, al Centro, a la Raíz de Todas las Cosas en forma de chispas de un fuego mágico y dorado, prendido por el choque profundo y sagrado de un espíritu que pertenece a Todo.

 

    Granada, diciembre 2009  

 

Jorge Ramírez Diacomanoli

 

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LA UNIDAD DEL ESPIRITU II

 

            El universo nos absorbe y nos expulsa en un vaivén de fuerza, conocimiento y amor. Cuando la fusión del espíritu tiene lugar se produce un estremecimiento que baña a los seres con el bálsamo de la verdad infinita transportándolos en el No-Tiempo y el No-Espacio, hacia el Todo siendo Nada. La sensación es tan fuerte que se siente y se toca desde dentro hacia fuera en todas las direcciones. Es el querer ser Uno. Es ser Uno durante una fracción de eternidad.

 

    Granada, diciembre2009  

Jorge Ramírez Diacomanoli

 

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CONVERSACION CON UN SACERDOTE TAOÍSTA

 

-Maestro quiero expandir mi consciencia.

-¿Para qué?

-Dicen que es la vía.

-Lo que para unos es la vía para otros no es nada.

-Yo quiero poder.

-¿Para qué?

-Quiero ser superior.

-Nadie es superior. Sólo has de superarte a ti mismo en un ciclo sin fin.

-Pero maestro, yo quiero reconocimiento para poder ser respetado.

-El respeto es una luz que desprende el alma. Aquel que la percibe reconoce a un guerrero. El respeto se inspira a través del aura que emana aquel que se acepta, se comprende y se quiere así mismo.
¿Expansión de la consciencia? El amor es expansión de la consciencia.
¿Vía? El amor es la vía.
¿Poder? Vencerse así mismo mediante la comprensión, el amor y el perdón es la adquisición del mayor de los poderes.
¿Reconocimiento? Cuando consigas todo lo que te he dicho ya no significará nada para ti.
-Maestro todo lo que me dices es abstracto, no lo comprendo.
-Llegará un día en que lo hagas. Ten paciencia y guarda estas palabras en tu corazón, trabájate; cuando menos lo esperes saltará la chispa que prenda tu consciencia. El interior de un ser humano es abstracto y no se comprende sólo con la razón y las palabras. La abstracción de ti mismo te llevará al entendimiento del orden superior en el aparente caos universal en donde todo -tú también- está incluido. Recuerda siempre esta máxima: “El verdadero conocimiento es el Autoconocimiento”.

 

Granada, 30 de diciembre de 2009

 Jorge Ramírez Diacomanoli

 

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             GUERRERO SOLITARIO QUE NO ESTÁ SOLO


    A veces nos levantamos por la mañana y comenzamos a maldecir por sistema.
En ocasiones sufrimos por cómo somos sin saber muy bien cómo cambiar eso.
No son pocas las ocasiones en las que nos sentimos pequeños, con los sueños rotos, perdidos y confusos, con una tristeza constante que nos perfora el pecho, sin saber muy bien de dónde procede esa sensación…
No perdáis el ánimo, nada está perdido. La batalla continúa… y lo hará hasta que abandonemos este bello mundo.
Sí. Algún día moriremos.
Cuánta belleza y amor hay en todo cuanto nos rodea.
Pon atención y observa. No estás solo.
En medio del caos y el bullicio, la desesperanza y la zozobra… aunque no lo parezca, no estás solo.
Mira tu espíritu y reconócete en el mío. Estamos unidos por la Inmensidad.
No estás solo.
Eres un guerrero aunque no lo sepas. Lucha. Conquista tu corazón. Siente la vida.
Es difícil. El camino es duro y en eso radica su hermosura.
Yo soy tú. Tú eres yo.
Juntos formamos el Gran Espíritu.
No estás sólo… Guerrero.


Jorge Ramírez Diacomanoli

 

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BREVEDAD

 

No tenemos tiempo para luchas absurdas.
No tenemos tiempo para posponer nuevos desafíos.
No tenemos tiempo para encarcelar nuestras ideas y nuestra libertad en las habitaciones de la mente.
No tenemos tiempo para dejar pasar el estremecimiento de sentir la vida, la fuerza de la vida, a través de los poros de nuestro espíritu.
No tenemos tiempo para perder el tiempo.
No tenemos tiempo para recrearnos en ideas negativas que nos hagan sentirnos derrotados.
No tenemos tiempo para enredarnos con espejismos.
No tenemos tiempo para ignorar la voz de nuestra consciencia.
No tenemos tiempo para tapizar con el manto del miedo la materialización de nuestros sueños.
No tenemos tiempo para sentirnos ofendidos todo el rato.
Piensa en ello. No queda tiempo…

 

    Granada, 10 de diciembre de 2009

                                                                     Jorge Ramírez Diacomanoli

 

 

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REVELACION


    Me sentía con esa claridad de mente que produce la ruptura de bloqueos que mantienen atrapada una parte de nosotros mismos que no conocemos o no queremos conocer.

    Hallé el impacto de descubrir algo que aún no se había formulado en mi pensamiento pero que en lo más profundo de mi ser... yo ya sabía. 

 

     Granada, 10 de diciembre de 2009

                                                                             Jorge Ramírez Diacomanoli

 

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                                LAS LÁGRIMAS DE LA SABIDURÍA

 

    Cuenta la leyenda que cierto día, mientras dos hermanas de ocho y diez años jugaban por el bosque llegaron casi sin darse cuenta, medio perdidas, hasta una pequeña cascada que vertía su agua en una fresca poza. Cerca de la continuación del río había una anciana de aspecto fuerte y cara bondadosa recogiendo hierbas medicinales.
   La anciana se dio cuenta de la presencia de las niñas y se acercó a ellas.
   -Buenos días pequeñas ¿Os habéis perdido? -preguntó la anciana con dulzura.
   -Es muy extraño, estábamos jugando cerca de casa, apenas nos hemos alejado un poco y ya no sabemos dónde estamos -contestó la mayor.
    -No preocuparos, estáis a salvo, conozco vuestra casa y a vuestros padres, os acompañaré hasta allí.
   -Muchas gracias -dijeron las dos al mismo tiempo.
   -¿Qué es lo que estás haciendo? -preguntó la más pequeña de las hermanas.
    -Recojo hierbas junto a estas aguas mágicas -respondió la anciana con un toque de misterio.
    -¿Aguas mágicas? -las dos niñas abrieron los ojos como platos. ¿Por qué son mágicas?
    -Hace muchísimos años los seres de luz y corazón fuerte venían a esta cascada para meditar. Se situaban debajo del agua y silenciaban su mente.
    -¿Para qué hacían eso?
    -Para alejar sus preocupaciones y convertirse en agua al menos por unos instantes.
    -¿Quiénes eran esos seres de luz?
    -Eran hombres y mujeres de sabiduría que con el entrenamiento de sus cuerpos y de sus mentes habían logrado hallar la paz en sus inquietos interiores. También acudían dragones temidos y algunas águilas para observar la maestría de estas personas que, según dicen, gracias a sus fuertes corazones terminaban haciéndose amigos de estos poderosos animales.
    -¡Guauuu! y... ¿Qué es un corazón fuerte?
    La anciana sonreía ante el chaparrón de preguntas que respondía con cariño y paciencia mientras acompañaba a las niñas junto a sus padres.
    -Un corazón fuerte es aquel que no teme a expresar sus sentimientos, como los de aquellos seres de luz que venían a estas aguas a deleitarse y a llorar de felicidad bajo la cascada. Algunas veces también lloraban de tristeza, entonces el río les enseñaba que todo es pasajero y que, si fluían como el agua, nada les dañaría nunca, ni la pena, el miedo, la furia o la impaciencia. Entonces sus corazones se hacía fuertes porque comprendían que los Grandes Maestros se forjan como las espadas: con fuego, agua, paciencia y amor.
    -¿Por eso estas aguas son mágicas?
    -Por eso son mágicas. Porque las lágrimas verdaderas de hombres y mujeres de espíritu noble y verdadero se mezclaron en la poza del río, como algún día también se unirán las vuestras.

       Mayo  2012                                                                   

                                                            Jorge Ramírez Diacomanoli

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                          LA TÉCNICA DE LA FLOR DE LOTO



    Cierto día iba el joven Dragón Silencioso paseando por el bosque junto a su Maestro de Karate Do.

    -Maestro, he leído en el libro de las Sabias Escrituras de los Maestros Inmortales que existe una técnica secreta para derrotar a un Tigre. Se llama la Técnica de la Flor de Loto.

    -Es cierto mi jovencísimo estudiante. La técnica es muy eficaz y sencilla, tan sencilla que resulta extremadamente difícil de realizar -respondió el maestro.

    -¿En qué consiste la técnica?

    -Consiste en sentarse a meditar delante de una flor de loto observándola mientras se respira con calma y en absoluta quietud.

    -¿Y con eso voy a vencer a un fiero tigre? -preguntó incrédulo Dragón Silencioso.

    -¡Por supuesto! Cuando te enfrentes a un tigre siéntate ante él, respira con serenidad cerrando los ojos e imaginando que estas frente a tu flor de loto contemplando su belleza.

    Después de largo tiempo practicando la Técnica de la Flor de Loto, Dragón Silencioso estaba ansioso por ponerla en práctica. Una mañana después de realizar su entrenamiento de Katas salió en busca de un temido tigre conocido por todos los habitantes del pueblo.

    El tigre estaba tumbado descansando en un claro del bosque pero cuando vió al joven estudiante de Karate Do se colocó en actitud desafiante rugiendo con furia.

    Dragón Silencioso se acercó con cuidado y cuando estaba lo suficientemente cerca del tigre se sentó frente a él y comenzó la Técnica de la Flor de Loto. Haciendo caso omiso a los rugidos, el joven comenzó a respirar imaginando la flor de loto. Al cabo de un rato el tigre dejó de rugir y se volvió a tumbar para continuar su descanso.

    Cuando Dragón Silencioso abrió los ojos se quedó boquiabierto al ver que el tigre se había convertido en una hermosa flor de loto.

    El joven corrió a contarle a su maestro lo sucedido.

    -La fuerza bruta siempre se conquista con fuerza serena fué la respuesta de su maestro.

 

Mayo 2012                                            

                                                         Jorge Ramírez Diacomanoli

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                        EL CUENTO DEL TIGRE Y LA TORTUGA


     Cierto día iba el Maestro Tigre paseando junto al río cuando vió a la Maestra Tortuga caminando con una lentitud que solía irritar al fiero tigre.
La tortuga lo saludó ceremoniosamente mientras el felino, con desgana, hacía una mueca que podía interpretarse como un saludo.

    -No entiendo cómo no te aburres moviéndote con semejante lentitud -le dijo el tigre.

    -Así me da tiempo a disfrutar de todo lo que observo, y aunque mi camino es lento y a veces pesado aprendo más rápido que otros maestros más audaces y explosivos.

    -¡Pero para ser maestro de las artes marciales hay que ser rápido y fuerte! -respondió el tigre con indignación.

    -También yo tengo esas cualidades.

    -Jajajaja -rió el tigre.

    -¿Acaso no me crees? -se sorprendió la tortuga.

    -¡Claro que no te creo! ¡Demuéstrame lo que dices!

    -Está bien. ¡Atácame cuando quieras! -dijo la tortuga con una fuerza que sorprendió al tigre.

    El tigre se abalanzó sobre la tortuga con valiente imprudencia, como siempre solía actuar, sin darse cuenta de que la tortuga estaba muy cerca del río. La impaciencia le hizo no calcular bien su salto y fué a parar al agua.

    El pobre tigre chapoteaba como un gato asustado, mientras la tortuga con serenos y ceremoniosos movimientos se sumergía en el río, donde fluía con soltura y rapidez a diferencia del torpe tigre que daba golpetazos en el agua con sus inútiles garras.

    La tortuga se acercó con una inesperada velocidad y montó al tigre en su caparazón conduciéndolo a la orilla del río.

    El tigre muy agradecido le brindó todo su agradecimiento y respeto a la Maestra Tortuga que continuó su camino con la lentitud y el deleite, característicos de su sabio temperamento.

      Mayo  2012                                                       

                                                     Jorge Ramírez Diacomanoli

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