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GABRIEL LEÓN CASTILLO
     

 

A la playa y al barrio de la "Ribera! se accedía por un túnel, que se ubicaba junto a la Catedral y el Parque de Artillería. Luego, a Levante, se extendía por la muralla del espigón del "Foso" y la roca que lo limitaba ...A Poniente, por los cantos redondondos que se acumulaban bajo la muralla de la "Brecha", las piedras que velaban en el "resbalaje", y las conserveras que se alzaban junto al "Agujero".

 

     

 

Gabriel León, crece en aquel barrio de pescadores de la playa de la "Ribera". Por tanto, es un "Caballa" de raigambre, que da fe al gentilicio: " Los de las caballas..." , que es como nombraban a los pescadores de este escómbrido, el resto de los ceutíes.

 

Gabriel, apenas un rapaz, entre aquellos ¡hombres del mar!, entre aquellos !pescadores...!

 

Niñas de la Ribera

     

Gabriel, va a la mar con los pescadores y aprende el oficio de "Galafate", aún siendo un niño, con los carpinteros de ribera que construyen a pie de playa las barcas...

La Ribera y Gabriel, están unidos para siempre, en un abrazo definitivo, de cielo, de mar, de salitre... Y sobre todo, en el aprendizaje de la madera, aprendiendo a tallar, a modelar: cuadernas, tracas, esloras, quillas, rodas, remos, bancadas, regalas, codastes, timones...

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Cuantas veces el pequeño Gabriel, en sus juegos, anduvo la Rivera, la Catedral, la plaza de África, la Iglesia, el "Callejón del Asilo", la calle "Muralla"...

     

Corría el año 1952, y el Nuncio Roncalli de vuelta de un viaje de Tánger, oficio la Santa Misa en la iglesia de África; Gabriel, monaguillo del Santuario, ayudó a don Bernabé Perpén y al futuro Papa Juan XXIII, a la celebración de la Eucaristía. Después, lo acompañó por la calles de Ceuta hasta el "Obispao" y recibió su bendición.

 

     

 

<---Gabriel, con su sonaja cantando en un coro navideño

 

Y gustaba también de jugar al fútbol--->

     

 

 

 

 

     

Gabriel, nuestra Ceuta en el Estrecho, navegando, como un bajel de velas izadas, hacia Levante......

Y la ensenada del "Chorrillo" y la "Ribera"que se arquea para recibir el son del mar Mediterráneo...

     

     

     

     

     

     

<---Entre cofrades, delante del paso de la "Pollinica"

 

Con Vicente Ferrer, que al igual que la madre Teresa, entregó su vida a los necesitados y humildes de la India-->

     

 

Gabriel, es un imaginero autodidacta, con diferentes obras repartidas por la ciudad y con innumerables premios otorgados a su obra. Es digno de resaltar, entre otras: las tallas de Nuestra Señora Santa María de África, el CristoYaciente, Santa Marta, San Daniel; las tallas de diversas Cruces Guías; y su obra más significativa, "El Cristo del Madero".

Entre su restauraciones, por mencionar algunas, podemos mencionar: distintas imagenes de la iglesia del Valle; Nazareno, Vera Cruz, Santo Entierro, San Francisco Javier, etc., de la iglesia de África; Cristo de la Encrucijada de San José; Virgen del Carmen de la capilla de la Almadraba; Virgen de la Amargura del Príncipe; Santa Catalina y Cristo del Cementerio...

 

 

 

Así, como también, llevado por su amor cofrade, a tallado a escala, los pasos de la "Semana Santa de Ceuta". Y como no podía ser de otra manera, expone todos los años un "Belén", en el que cada figura va tallada en madera, de modo que asombra por las delicadeza, el detalle y la belleza de cada una de ellas.

 

     

Desde aquel aprendiz de "galafate", siendo aún un niño en su barrio de la Ribera, ha emergido todo un "Maestro", que lleva el arte prendido en su corazón; de tal modo, que ha sido capaz, con la magia de sus manos, como en un soplo de vida, de crearles el alma a las cosas inanimadas...

 

 

 

Hace muchos años, principiando los 50 del siglo pasado, un niño, con aquellas latas de atún de 5 kilos a modo de tambor; con dos palos recortados; con las espadas de la "abuja pala" por fusiles; las flores cogidas "presta" del jardín de la Plaza de África; una parihuela y una imagen de la Virgen del Carmen, procesionaba al mando del pequeño escuadrón de los chiquillos de la Ribera, por las callejuelas del "Callejón del Asilo"...

Ese niño, ese pequeño cofrade, era Gabriel. Sí, verdaderamente, ese niño, ese pequeño corazón que se abría anhelante a la vida, era sin lugar a dudas: Gabriel León Castillo.

 

     

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